Ha sido un placer poder formar parte del proyecto de La Cámara con Alas.
Desde el primer minuto puedes apreciar su belleza, es una delicia leer el diario y ver las fotos que los que te preceden han ido dejando en el álbum. Te preguntas como serán las fotos que añadirás y como será la parte del puzzle que formará la gente que venga después de ti.
Sales a la calle y vas seleccionando cada encuadre con sumo cuidado porque la fotografía analógica trae consigo una pausa que no tiene la digital. Disparas y esperas con ilusión a que se forme la foto. Sigues haciendo fotos y acabas el carrete o carretes “volando” y te preguntas porque no has comprado más. De entre todas las fotos decides cuales de ellas te gustan más para el diario y cuales colocarás en un rincón de tu casa para que las visitas se sorprendan al verlas. Y cuando eso ocurre aprovechas para hablarles sobre el proyecto para picarles el gusanillo y quizás con un poco de suerte que acaben formando parte de él.
Espero que os gusten mis fotos seleccionadas y que a vosotros también se os despierten las ganas de probar.